Piercings
andreaaranda | 17 gener 2015Yo estaba super encaprichada del piercing de la nariz, llevaba como desde los doce años queriéndolo, pero mi madre decía que era muy pequeña para empezar a agujerearme todo el cuerpo. Cuando cumplí los trece años, le volví a insistir a mi madre con hacérmelo si sacaba buenas notas en la preevaluación y ella aceptó.
La prevaluación fue genial, así que mi madre cumplió con su trato. Yo estaba super contenta, y empecé a mirar videos de internet y a leer los comentarios, para ver si dolía mucho y cómo te lo hacían. Por fin llegó el sábado, tenía muchísimos nervios encima, y a la vez muchísimas ganas. Después de comer, fui con mis padres a Mataró, porque había visto una tienda por internet que me llamó la atención. Entramos dentro y había una chica detrás del mostrador, me enseñó piercings para elegir, y yo elegí un brillante turquesa, me dijo que tenía que volver dentro de media hora porque el chico que hacia los piercings estaba tatuando. Después de media hora caminando por Mataró super nerviosa, llegó la hora de hacérmelo, el chico super simpático, me sentó como en una camilla y me empezó a hablar y a tranquilizarme, me echó un espray que era anestesia me dijo que cerrara los ojos y en cuanto cerré los ojos y los volví a abrir ya tenía el piercing puesto, todo fue super rápido , no me enteré de nada.
Desde ese día, creo que tengo una obsesión con los piercings, y aunque haya tenido muchos inconvenientes con el de la nariz, me lo he hecho 3 veces y ninguna me ha ido bien, también me he hecho el del ombligo, y el del cartílago de la oreja, pero solo me ha salido bien el del ombligo y aun así quiero hacerme muchos piercings más, el problema es que mi madre ya no me deja hacerme ninguno, que cuando tenga dieciocho años podré hacerme los piercings que me dé la gana, así que tendré que esperar dos años más.
Andrea