Despedida a una parte de mi vida
| 4 desembre 2012Todavía no puedo creer que estés detrás de un cristal y en un ataúd. Sé que suena muy fuerte y que no es recomendable para gente sensible, pero te estoy escribiendo esto en la sala de al lado, cuando tan solo han pasado trece horas tras tu muerte.
Toda la familia estamos muy orgullosos de ti, de lo luchador que has sido estos siete años de constante lucha a un cáncer. Quiero que sepas que mientras estabas en el hospital, toda la familia hemos estado a tu lado apoyándote, sin apenas dormir y vigilando cada movimiento que hacías.
Me va a costar mucho acostumbrarme a tu ausencia. Recuerdo nuestras últimas palabras, el viernes por la noche: – Que María, cómo van los novios?- creo que no hizo falta ni que te contestara con palabras, porque la sonrisa que me devolviste me dió la vida.
Me va a costar mucho acostumbrarme a tu ausencia. Recuerdo nuestras últimas palabras: – Qué María, cómo van los novios?- creo que no hizo falta ni que te contestara con palabras, porque la sonrisa que me devolviste me dió la vida. |
Estamos todos a tu lado en este mismo momento y no parece que nos vayamos a mover de aquí y dejarte solo. Las lágrimas no dejan de caer y no hablo solo por mi, además, los asientos del Tanatorio son extremadamente incómodos.
Hoy ha sido un día demasiado duro para todos, desde el momento que a las 05:45 de la mañana ha dejado de latirte el corazón ya estábamos todos los Robles a tu lado hasta ahora, que la sala sigue llena de gente que apenas conozco más allá de los de siempre.
Mereces que esté llorando a dos metros de ti y que esté escribiendo un escrito para ética, pero es muy duro porqué los recuerdos no dejan de pasar por mi mente y son todos recuerdos buenos.
Para ti, un hombre ejemplar, porqué te mereces mucho más que esto y porqué te quiero con todas mis fuerzas.
Siempre presente.
Maria