La batalla del Ebro
| 19 maig 2012En sociales nos pidieron que preguntáramos a familiares o conocidos si sabían relatos sobre la guerra civil o la posguerra y así poder hacer un escrito, yo le pregunté a mi padre y el me contó un relato que se lo dijo un ex compañero de trabajo hará unos 30 años.
“Con 17 años me llevaron a la guerra (quinta del biberón), para defender nuestros ideales y para defender lo que creíamos mejor para nuestro pueblo y familia, pero para ello nos teníamos que enfrentar al enemigo que era el ejército que se sublevó al mando del General Franco.
Un ejército muy bien armado y con experiencia fue lo que nos encontramos en el frente. Nosotros nos convertimos en soldados ayer para luchar hoy y morir mañana, puesto que la batalla del Ebro en la que yo combatí fue una de las más sangrientas, porque allí fue donde el ejército rojo frenó a los nacionales.
Estando en las trincheras con mis compañeros el día que no había que preocuparse por el enemigo puesto que estaba todo en calma jugábamos a los tres en raya y al cara o cruz, y nos apostatábamos los pocos cigarrillos que nos quedaban. Y cuando ya anochecía íbamos a ver qué quedaba de cena porque alguna vez el camión que traía la comida era asaltado y nos habíamos llegado a quedar hasta cuatro días sin probar bocado. Uno de esos días sin comer se presentó el enemigo por sorpresa, y nos rodearon, empezamos a atacar con mucho nerviosismo y mucho coraje, yo desde la trinchera empecé a tirar granadas sin parar, las tiré hacia todas las direcciones que me era posible, al darme cuenta había gastado todas las cajas que estaban a mi alcance. A la media hora se noto una pequeña calma, había bajado la intensidad del tiroteo hasta que por una loma vi como se alejaban los camiones y los soldados, suspiré aliviado.
Al atardecer pensamos que tendríamos que pasear los camiones por un sitio elevado para que el enemigo los viera y se pensara que había movimiento, lo que hacíamos era dar la vuelta una y otra vez por el mismo sitio. Y eso dio resultado, el enemigo estuvo unos diez o doce días sin atacar. “
Patricia Wic
Patrícia,
Explicada així, la situació perd el dramatisme que devia tenir la situació. Suposo que amb el pas del temps, la memòria va filtrant els records i les batalles de guerra queden despullades del que els és essencial: la tragèdia de persones matant-se mútuament. Deu ser molt angoixant (i difícil d’explicar)
M’ha agradat. Gràcies,
Josep Maria