Muerte inesperada
aracelimancilla | 13 març 2017Por un resfriado leve e insignificante se dejó por completo, hasta que un día no podía respirar se sentía tan mal y decidió avisar a sus padres, quienes vivían a las afueras de la ciudad; los cuales dejando de lado sus responsabilidades fueron inmediatamente. Dos horas más tarde llegaron al hospital, donde fue atendida por el personal de salud con aquella amabilidad, entrega y dedicación profesional que les caracteriza.
Después de muchas pruebas realizadas, llegaron a la conclusión “neumonía”, así fue. Amanda tenía que seguir las recomendaciones del personal de salud al pie de la letra, pasaron los días y se fue notando la mejoría de Amanda hasta que por fin llegó el gran día en el que le dieron el alta; feliz rodeada de sus padres, familiares y un amigo, pero le faltaba uno muy especial, su perro Saibor.
Deseando con todas sus fuerzas llegar a casa y olvidarse de todo lo que había pasado, se despidió de los médicos, enfermeros agradecida por la buena atención recibida y en especial de su compañera de habitación con quién hizo muy buenas migas.
Con saltos de alegría salía de la habitación se la veía feliz (cuentan sus padres) de camino a la salida principal del hospital.
En la calle lo esperaba una sorpresa, era su inseparable perro Saibor, quien al ver que Amanda se iba del hospital se volvió loco de felicidad y sin darse cuenta que sobre la avenida venía un coche a toda velocidad, cruzó la avenida y con un fuerte golpe contra la acera ocasionando una muerte en ese mismo momento.
El llanto se apoderó sobre todos, en especial en Amanda.