AL SUR.
marinagimenez | 9 març 2017La furgoneta amarilla recorría la carretera a media noche, ahora desierta. Ella acababa de despertarse de un corto sueño, no podía con eso de dormir en el coche. Se dirigía a King Cove, en el sur, allí empezaría una nueva vida. Miró al cielo y, somnolienta, vio un paisaje que podía haber sido perfectamente mitad real, mitad producto de su imaginación.
Hasta donde llegaba a ver del extremo superior de la ventanilla, se divisaban los restos brillantes de la nebulosa cangrejo que había explotado en 1054. En ese instante, parecía tan resplandeciente como el primer día que dejó la Vía Láctea, manchando sus colores amarillos cálidos pasados con los azules tristes presentes.
En la parte inferior de la ventanilla aparecía una nebulosa parecida a la del pequeño fantasma, con los brazos abiertos de polvo estelar enfocados hacia arriba, como si quisiera abrazar el resto brillante de la pasada estrella.
Sin embargo y pese al increíble horizonte que se le presentaba frente a sus ojos, lo que le llamó más la atención fue una joven y pequeña estrella situada en el centro de la ventanilla. Pobre estrellita, parecía que había salido de la nebulosa cangrejo y que en cualquier momento iba a ser engullida por los brazos del pequeño fantasma. Parecía perdida, indecisa, aterrada; pobrecita.
Cayo dormida, con un golpe seco, y no volvería a despertarse hasta llegar al sur.