Mi príncipe azul tirando a marrón oscuro
| 9 juny 2013Cuenta la leyenda, que solo las mujeres afortunadas encuentran a su hombre perfecto. También cuenta la leyenda, que cuando se encuentra a ese hombre perfecto, eres la más feliz del mundo mundial. Pues bien, como su propio nombre indica se trata de una “leyenda”, en las leyendas no siempre es cierto lo que dicen, ¿Por qué? Os preguntaréis, fácil, porque no sabes quién es ese hombre perfecto, que hay gente que lo nota a simple vista y que incluso sabe de qué color será la ropa que le comprará a los hijos que tenga con él, sí, seguro que hay muchas “iluminadas”, pero las mujeres normales como yo, no tienen por qué saber ese tipo de cosas. Nos fijamos demasiado en el físico y poco en cómo es la persona.
O a veces pasa, que nos imaginamos a un hombre perfecto, con todos los rasgos que nos gustaría que tuviera, y le ponemos la cara de alguien conocido, luego, ¿qué pasa? Que te acabas enamorando de ese ser creado a partir de tu mente, y esperas que la realidad sea como tú te la has imaginado. Claro está que siempre no es lo que uno espera, y, ¿luego qué ocurre? Que te decepcionas de él. Pero si la culpa es nuestra, por ingenuas, que pensamos que todos los hombres serán buenos y nos harán felices, y que los hombres malos son aquellos que aun no han madurado lo suficiente para nosotras… ¿o quizás somos nosotras a las que les falta madurar?
No lo sé, pero si sé una cosa. Nos dejamos llevar, y hablo en “nos” porque yo también me incluyo, mucho por los sentimientos que imaginamos en la cabeza, es decir, que nos enamoramos de nuestra imaginación.
Pero no todo es malo y decepcionante, a veces pasa que nos enamoramos de alguien que de verdad es perfecto, perfecto para uno mismo, es decir, no hace falta que sea el hombre más guapo el mundo, ni el más simpático, ni el más listo, simplemente te tiene que gustar a ti, tiene que complementarte, tiene que hacerte sentir bien.
Hay gente que no puede darse cuenta de que quizás el amor de su vida está delante suyo. No se puede dejar pasar las oportunidades que la vida te da, “lamentarse por lo que no tenemos es desperdiciar aquello que poseemos”.
Cristina Sirvent