Igualdad entre relojes
paucastillo | 27 novembre 2012Antes de empezar quiero presentarme. Todos me conocéis. En mi especie somos todos muy diferentes. La mayoría somos redondos pero los hay cuadrados, triangulares… todo se moderniza y nosotros también hemos evolucionado. El primero de nuestra especie era muy simple. Tenía un solo brazo que le salía del medio y la luz del sol reflejaba su información en su cuerpo mediante la sombra de su extremidad. Fuimos evolucionando y la tecnología nos hizo más prácticos. Solíamos ser grandes y ruidosos y con un esqueleto muy complejo. Bueno, tampoco quiero hablar demasiado de la historia de los relojes. Sí, así es, soy un reloj. Un reloj de cuco. Muchos de mis amigos me dicen que soy un viejales. Ellos son digitales, no tienen ni agujas ni números romanos. Incluso los hay que marcan la hora en el techo… ¡Madre mía!
Mi mejor amigo es un reloj de pared. Es un poco plasta por eso. Todos los de nuestro grupito de amigos le dicen que se calle, aun así se pasa el día que si tic y que si tac. Yo de vez en cuando también tengo mis momentos pero no es culpa mía. Es el pajarraco que tengo como corazón… A pesar de eso soy muy útil porque tengo la cabeza muy normal, como yo hay miles, ya sabéis: números romanos, dos agujas muy antiguas y una casita. En la puerta de esta casa, mi boca, es de donde sale mi corazón. Nadie sabe lo mal que lo paso. Es como si vomitara. Y lo peor no es cuando sale, sino cuando vuelve a entrar. Creo que me estoy haciendo viejo… A los humanos les gusto porque siempre les llamo cuando más lo necesitan.
“Yo, de vez en cuando, también tengo mis momentos, pero no es culpa mía. Es el pajarraco que tengo como corazón” |
Lo que quería contar en este texto es muy breve. La larga introducción era para que os dierais cuenta que, a pesar de ser muy diferentes, todos somos amigos, no hay diferencias, todos tenemos los mismos derechos. Son los humanos los que nos califican, nos condenan a una política absolutista con una sociedad estamental. Yo soy bastante caro pero creo que tengo los mismos derechos que un reloj de pulsera. Pero entre nosotros no somos ni racistas, ni machistas, ni acloqueros (relojes que insultan a otros por la falta de mecanismo). Aun así yo siempre he envidiado a aquellos relojes que tienen cronómetro, pulsímetro y todo lo demás. Pero soy feliz, tengo a mis amigos, mi familia y mi vida.
Creo que los humanos cada vez me tienen más olvidado. Solo usan los relojes más jóvenes y me tratan un poco mal. Lo cierto es que, a veces los más viejos somos los más sabios. Bueno tengo que dejaros, que el tiempo es oro y tengo mucho trabajo. ¡Hasta otra!
Pau