LA TERTÚLIA DEL QUART PIS

Aunque parezca un tema de lo más simple u ortodoxo en realidad es un fenómeno que se está produciendo cada día con más fuerza, la universalización del inglés se ha extendido por todas las partes del mundo, hasta el punto de que simplemente sabiendo inglés puedes viajar a cualquier lugar del mundo sin que la comunicación suponga un verdadero problema para el emisor.

Principalmente los países con mejor nivel de inglés (teniendo el inglés como lengua extranjera) son: Suecia, Dinamarca, Finlandia, Noruega y Países bajos. En cambio países tan importantes para el panorama mundial como Francia, Italia, España Rusia tienen un nivel de inglés medio-bajo, es un nivel de inglés bastante mediocre teniendo en cuenta el siglo y el año en el que vivimos.

Sobre todo hay que priorizar el aprendizaje de estas lenguas desde la infancia de los niños en las escuelas, y ya no solo el inglés, sino que el aprendizaje de cualquier lengua te puede ser de gran ayuda a lo largo de tu vida, incluso puedes encontrar trabajo por el simple hecho de hablar varias lenguas.

Para los años venideros puede ser muy positivo el que se formalice globalmente el aprendizaje de una lengua común para que todas las personas del mundo se puedan comunicar con quien quieran con completa facilidad. Este es un tema que actualmente ya se está tratando con relativa rapidez pero tendrían que dar un gran avance para que en unos pocos años la educación global mejore  hasta este punto.

Un dia pel matí una noia, que es deia Mar, es dirigia de camí cap a l’institut. Anava sola ja que se sabia perfectament el camí i els seus pares tenien plena confiança en ella, però aquell dia seria diferent i marcaria les vides tant seva com de les persones del seu entorn.

La Mar, mentre caminava, ja bastant lluny de casa seva, va trobar-se amb un home que li va semblar estrany i curiós. Ella, tot decidida, s’hi va acostar i li va preguntar: – Hola, què necessita que l’ajudi en alguna cosa? L’home li va fer que sí amb el cap i tot seguit li va dir: -No puc arrancar el cotxe, que em podria ajudar? La Mar una mica estranyada va acceptar, però quan estava a menys d’un metre del cotxe, va sentir un fort cop al cap i va caure desmaiada.

Unes hores més tard, els pares de la Mar van ser notificats de que la seva filla no havia assistit a les classes  i ells molt estranyats van intentar comunicar-se amb ella sense èxit. Al cap d’unes hores i quan van veure que la seva filla no tornava, van decidir trucar a la policia per notificar que podia tractar-se d’un segrest.

Després de setmanes de plors, nervis i sobretot por, van ser notificats que la seva filla havia estat trobada prop d’un riu aparentment sense lesions greus però en molt mal estat.

Aquesta etapa de la seva vida els va fer reflexionar tan a ells com segurament ens hauria de fer reflexionar a tots nosaltres, de com un dia aparentment normal, en qüestió de segons la vida pot canviar  i fer-nos un tomb de tres-cents seixanta graus. Aquestes situacions només les podem evitar sabent perfectament el que hem de fer en cada moment i intentar així reduir els múltiples casos de segrests que hi ha al món. Que són el clar exemple de com de dolent és el sentiment de la por en situacions tant extremes com poden ser els segrests.

Una vez me dieron una lección que nunca se me va a olvidar. La lección consiste en coger un papel, arrugarlo y una vez arrugado, intentar ponerlo lo más liso posible de nuevo. Entonces a raíz de esto relacionas el papel con la vida cotidiana y las relaciones sociales de la vida.

El papel puede significar la confianza, si alguien confía en ti y tú le fallas o le mientes, por mucho que hagas las cosas bien de ese día en adelante, la otra persona va a tener un poquito de dudas y no confiará del todo en ti, como el papel, por mucho que intentes ponerlo lo más liso posible siempre va a haber alguna arruga.

Eso también ocurre en algunas relaciones de amigos o parejas, lo mismo, a la que algo sale mal, hay discusiones constantes, se remueven los fantasmas del pasado que hemos hecho mal  y ya estamos de vuelta con el papel arrugado que jamás estará liso, ya que una relación dañada no puede volver a ser lo mismo y funcionar correctamente después de haber estado tan “arrugada”. En ese caso tendríamos que cambiar de papel e intentar no arrugarlo, es decir, conocer a nueva gente e intentar no decepcionarlos, y esperar que ellos no te decepcionen a ti.

Li encantava llegir, un cop s’endinsava en un llibre  ja no en podia sortir. Aventures, història, obres teatrals, ciència-ficció, poesia, fantasia… se’n meravellava i s’emocionava. Amb la lectura s’aïllava del món i se n’anava a viure aventures per terres llunyanes o viatjar en el temps. Amb la lectura coneixia personatges lleials, intrèpids, erudits i també en descobria de perillosos i mortífers. Amb la lectura descobria animals de tota mena: pertanyents d’indrets exòtics, extingits o fantàstics. Amb la lectura coneixia reines i reis, prínceps i princeses, mags i bruixes, fades, poetes, gegants, científics, déus i deeses, follets, pirates, capitans i dracs. Amb la lectura gaudia al màxim cada llibre, cada pàgina, cada línia, cada paraula, cada lletra. Amb la lectura podia viure cent-i-una vides diferents. Amb la lectura coneixia altres societats; més difícils, més felices i d’altres inimaginables.

Amb la lectura podia viure cent-i-una vides diferents.

Res l’omplia tant com la lectura fins  que va conèixer l’Olívia…

Ella siempre miraba las estrellas antes de meterse en su cama; todas las noches, sin fallar ni una. Era una rutina imprescindible, necesaria e imposible de olvidar. Llevaba, desde que mantenía consciencia, haciéndolo y nunca dio un motivo por el cual lo hiciera, ni siquiera cuando creció. Nunca explicó  el motivo por el cual se pasara horas de sueño infantil contemplando aquellas brillantes bolas en el cielo, que tanto le asombraban. Ni siquiera respondió un infantil y típico “porque me gusta”.

Lo que sólo su madre conocía, porque la escuchaba a través de las finas paredes, era que cada día repetía el mismo deseo, aquél que jamás contaba por miedo a que ese hecho rompiera su promesa con las brillantes del cielo. Muchos días, llegó a encontrarla fuera de la cama, casi colgando por la ventana  intentando alcanzarlas. Pero por mucho que insistió a la niña, para que le confesara su deseo prohibido, esta siempre se negó, alegando que si un deseo se cuenta antes de que se cumpla  no se realizará.

La noche de su doceavo cumpleaños, una vez más, se sentó al borde de su ventana, con las piernas colgando y balanceándose. Juntó sus pequeñas manos sobre su regazo y miró a la estrella más brillante, de la más brillante constelación. Cogió aire, llenándose de valor y pidió, por la que sería su última vez:

-Por favor, estrellas, por favor… devolvedme a mi papá.

Estaba preso. Se sentía preso. A veces no podía evitar pensar en qué podría haber sido de él si no hubiese tomado las decisiones erróneas, las que, en su momento, parecieron más fáciles.
Pero no lo eran.
Ahora miraba por la pequeña rejilla de ventilación que daba al exterior, atisbando un par de pájaros haciendo un nido en un árbol a lo lejos. Pensó en la libertad, aquella que tanto había costado conseguir, y que había perdido por nada.
Algo más de luz, y nada hubiera pasado.
El pequeño cuarto parecía cada vez más oscuro con el paso del tiempo, desde su llegada ocho meses atrás. Era pequeño, de unos cuatro metros cuadrados. Habían metido una cama y un pequeño orinal de mala manera, pero, a pesar de ello, él se negaba a usarlos.
Pero era su castigo, por desobedecer la ley. Por desobedecer a Dios.
La mayoría de días se escuchaba a presos gritar, algo macabro pero a la misma vez reconfortante, pues así se repetía que no estaba solo. Sin embargo, un día dejaron de escucharse sonidos, de verse a los captivos y a sus agresores.
Él se sintió más solo que nunca, privado de dos de sus sentidos: la vista y la audición, que conformaban la vida de aquel entonces.
Algo en él brotaba. Una ilusión, una última esperanza… Algo por lo que luchar. Algo por lo que vivir.
Una luz iluminó la sala, sintiendo el preso su cuerpo quemar bajo ella. Tardó unos segundos en reconocer que la luz era él, y que ya no volvería a estar nunca más solo.
Salió al exterior sin dificultad alguna gracias a la luz y a la seguridad que había adquirido y miró al Cielo, que parecía sonreír a la luz de las estrellas. Antes de poder decir nada, recordó su nombre, mencionado por una mujer a sus espaldas que recibía el nombre de Luna:
Sol, mi amor. Es hora de convocar el siguiente Eclipse.