Deja el mundo correr
| 3 octubre 2011No hay mejor sitio que la casa de la abuela para realizar mi primera redacción de este nuevo curso escolar. Aquí estoy, a su lado, sentados en el sofá, respirando el aire fresco de otoño que entra por el ventanal del balcón, escuchando el silencio y sintiendo la calma que domina en el comedor.
Desgraciadamente, ella no se percata de que mi escrito trata principalmente de ella, ni mi madre, sentada a un par de metros de mí. Vigilo sus movimientos atentamente para que no vea estas frases. Mientras a ella misma le cuento mis recientes problemas en el tema del fútbol con cierta preocupación. Entonces interrumpe mi abuela en la conversación entre mi madre y yo, cogiéndome del brazo, con su acento manchego que sigue conservando: “¡Arrea!… Deja el mundo correr.” Este es uno de los mejores consejos que me han dado nunca.
Naturalmente es un simple consejo, pero realmente a mi me ha hecho gracia, me ha hecho sonreír hoy, ya que las cosas que dice no tienen sentido, casi nunca. ¡Jodido Alzheimer eh! Cuantos hijos y nietos estarán en este mismo caso o parecido… Ojalá pudiera disfrutar de un verano con ella en su humilde y querido pueblo de gañanes que tanto ama, al igual que yo lo camelo. Es algo que uno desea sabiendo que es imposible. Si hay algo a lo que temo es la vejez. Si tuviera por un momento el tiempo en mis manos..
Si algo les tuviera que decir a las personas que están en una situación parecida a la mía, que no sufran ahora, que ya tendrán tiempo de hacerlo.
Saúl Lara López de Mota