¿Justicia?
| 22 octubre 2011“Medicinas gratuitas, así las llaman públicamente. Las donan las compañías farmacéuticas, la mayoría están caducadas. Fármacos desechables para pacientes desechables.”
El jardinero fiel
La película el Jardinero fiel, basada en la novela de John Le Carré, es, entre otras muchas cosas, una brillante crítica social. Aunque, seguramente, podría llenar este texto de elogios y demás sobre ella, esta vez he elegido utilizarla únicamente como ejemplo para reflexionar sobre un tema que me indigna especialmente.
África, América Latina, Europa Oriental y Asia son continentes donde la pobreza y la miseria abundan. Las compañías farmacéuticas juegan con sus gentes como si de títeres se trataran. Se aprovechan de la situación, de las enfermedades que los atacan, de la angustia y de la poca ayuda médica que reciben, para utilizarles como conejitos de indias tras una tapadera solidaria.
Y yo me pregunto por qué, ¿Por qué se benefician de la desesperación de la gente? ¿Por qué no son capaces de ayudar, ellos que poseen los recursos necesarios, en lugar de empeorarlo todo? ¿De verdad les da satisfacción mejorar a costa de la vida de los demás?
Vivimos en una sociedad injusta, preferente, que se mueve por puro interés. La pena es que todos lo sabemos, lo criticamos y nos compadecemos, pero los actos reales son mínimos.
Mi reflexión final se limita a un par de preguntas, ¿Igualdad, justicia, dónde quedan esos caracteres que decimos tener? ¿Existen verdaderamente?
Ana