LA TERTÚLIA DEL QUART PIS

Tinc una amiga que és diferent a les altres. Ella és molt innocent, però a la vegada és una persona molt madura. La conec des de fa cinc o sis anys però només érem companyes d’institut. Però des de fa uns quants mesos l’he començat a conèixer millor i adonar-me que és una persona que realment val molt la pena. Ella sempre que l’he necessitat ha estat allà per ajudar-me i animar-me. Jo, sense adonar-me’n, li he arribat a fer mal per una tonteria massa gran, però per sort ella té un cor massa gran per enfadar-se i ser rancorosa i ara per sort estem bé i espero seguir molt de temps així. Amb ella puc ser jo mateixa, és genial.

Poc a poc m’assabento de la gent per qui realment val la penar lluitar i ”derramar sang”. Encara que per desgràcia la humanitat, incloent-me a mi, és estúpida i lluita per persones que ens destrossen per dins i encara que ens adonem ho continuarem fent.

Ara per sort, tinc a gent molt especial al meu costat fa que cada dia de la meva vida sigui únic. Al seu costat, val la pena viure, perquè em fan feliç.

Me dirijo hacia un grupo de chicas que hablan animadamente. Las saludo y me siento con ellas.

• Nosotras vamos a comprar 2 botellas de ésto, y después las mezclaremos con ésto otro…

• ¡Buah tías, tengo unas ganas de fiesta! ¡Me voy a pillar un pedo que no voy a poder ni caminar!

• ¡Yo igual! Pero hay que comprar lo suficiente para que “suba”…

Sigo la conversación en silencio. Todas están impacientes porque llegue “la gran noche de las borracheras”. De pronto, todas se giran hacia mí:

• Y tú, Arantxa… ¿Vas a beber?

• No, lo siento. Quiero mucho a mis neuronas y a mi hígado como para destrozarlos de esa manera.

Les sonrío. Me miran. Les sigo sonriendo. Me siguen mirando. No se dan cuenta de que hablo en serio.

• No es broma.

Entonces me observan como si fuera un extraterrestre o se me fuera ido la olla. Piensan que soy una aburrida, una sosa. Y me dicen que no sé disfrutar de la adolescencia. Les pregunto por qué tienen la necesidad de beber alcohol siempre. Cruzan sus miradas y se callan. Ni siquiera ellas saben la respuesta. O sí, pero es tan extremadamente estúpida que no se atreven a decirla en voz alta. Y mi interrogatorio continúa: ¿de verdad tenéis que emborracharos para pasároslo bien? Una de ellas me contesta indignada: ¡Claro que no! ¡Nosotras nos lo pasamos bien igual! Contraataco: entonces, ¿por qué antes has dicho que había que comprar lo suficiente como para que “subiera”? ¿Si tan bien os lo sabéis pasar sin él, que más da beber un poco y estar normal, a beber mucho y estar “en el punto”? Mi sonrisa no podría ser más grande. Saben que tengo razón y eso les crispa por dentro. Decido dejarlas disfrutar de su derrota y me voy de allí.

Conclusión: la gente bebe por beber. Y lo que es más absurdo: hay personas que beben porque las demás lo hacen. Se ve que eso de emborracharse se ha vuelto una moda. ¿Y yo? ¿Qué debo hacer? ¿Beber porque lo hace todo el mundo? ¿Emborracharme hasta perder la conciencia para que no me miren como si fuera una fracasada? ¡Yo digo no! ¡Basta ya de tonterías! Si queréis beber, adelante, pero no me hagáis sentir como si fuera una desgraciada sólo por no seguiros como un perrito faldero. Desistir ya de intentar cambiarme, porque no lo vais a conseguir.

Arantxa