Aquesta setmana amb els alumnes de 6è hem llegit un capítol del llibre “Todos mis hermanos” de Manel Estiarte, qui per a molts és el millor jugador de waterpolo de tots els temps. Concretament hem llegit el capítol on en Manel narra l’experiència de jugar, i perdre, la final olímpica de Barcelona ’92. Des de la distància que separa una final olímpica de les partides que aquest trimestre hem jugat al pati de l’escola a jocs col·lectius, hem vist que podem trobar paral·lelismes, coincidències: fortes emocions de ràbia, eufòria, por, tristor, cansament…, el company, l’adversari, els retrets. A continuació reproduïm unes línies d’aquest capítol:
“Aquel partido lo tenía todo. Perdíamos, remontábamos, se nos escapaba, empatábamos. (…) El partido perfecto. Obviamente, para los que estamos dentro en el agua, el partido perfecto es el que se gana, pero para quien lo contempla desde fuera, el partido perfecto es el que se empata: si los dos equipos son igual de buenos, lo lógico es el empate. Y nosotros éramos buenos, los dos equipos éramos muy buenos”.
“En el momento de tirar (el penalti), el silencio se había adueñado de la piscina. Un segundo después, la piscina se vino abajo. Esto es lo que tiene el deporte: en un segundo tienes el silencio, la emoción, los nervios del público, el miedo, la tensión, y en la segunda parte de este mismo segundo la gente explota, todo el público está en pie, te vuelves y ves a tus compañeros con los brazos levantados, te vuelves un poco más hacia la izquierda y en el banquillo están todos abrazandose, no miro a la grada porque no estoy por la labor, pero oigo como ruge…”
“Cuando llegué al banquillo, ya había allí varios jugadores llorando, los demás estaban cabizbajos; me senté y me puse la cabeza entre las palmas de las manos con los codos apuntalados sobre las rodillas, intentando pensar sin poder hacerlo (…) estaba en otro mundo, sólo me daba cuenta de una cosa: de que no lloraba. (…) A lo mejor estaba demasiado cansado para hacerlo o la amargura no me lo permitía… En aquel momento casi me costaba respirar…”