22.- Relato “¿Qué me quieres, amor?”, de Manuel Rivas.

Relato.

 

a) La obra se inicia con una cita de un poema de Fernando Esquío, del que se toma uno de los versos como título. Busca información en internet sobre el autor y comenta su procedencia, el momento histórico y literario al que pertenece y algunas de sus obras más relevantes.

 

b) ¿Qué elementos contribuyen a la sensualidad de la primera escena? ¿Qué sentido tienen los términos religiosos (“carne”, “pecado”) que utiliza el autor? ¿Puedes señalar alguna figura literaria?

 

c) ¿Qué contrastres entre idealismo poético y realidad aparecen en los primeros momentos del cuento? ¿Cómo se muestra la infravaloración que tiene el protagonista de sí mismo?.

 

d) ¿Por qué el narrador compara a Lola con un ave? ¿De qué manera cambia el signo del relato con la aparición de Dombo? ¿Qué rasgos de lenguaje coloquial aparecen en la conversación entre ambos? ¿Qué detalles ponen en evidencia la ingenuidad de Dombo?

 

e) ¿Por qué resulta tan atípica la escena del robo en el banco? ¿De qué elementos líricos se sirve el autor para manifestar el malestar del narrador tras el giro imprevisto de la situación?.

 

f) ¿A qué se deben las ensoñaciones del protagonista con Lola tras recibir el disparo? ¿Qué elementos de humor negro rebajan el dramatismo de la situación tras su muerte?

 

g) ¿Qué rasgos destacan en la personalidad de la señora Josefa? ¿Qué detalles sobre su ensoñación con Lola repite el autor en los momentos finales?

21.- Poemas de Antonio Machado.

I

Era un niño que soñaba

un caballo de cartón.

Abrió los ojos el niño

y el caballito no vio.

Con un caballito blanco

el niño volvió a soñar;

y por la crin lo cogía…

¡Ahora no te escaparás!

Apenas lo hubo cogido,

el niño se despertó.

Tenía el puño cerrado.

¡El caballito voló!

Quedóse el niño muy serio

pensando que no es verdad

un caballito soñado.

Y ya no volvió a soñar.

Pero el niño se hizo mozo

y el mozo tuvo un amor,

y a su amada le decía:

¿Tú eres de verdad o no?

Cuando el mozo se hizo viejo

pensaba: Todo es soñar,

el caballito soñado

y el caballo de verdad.

Y cuando vino la muerte,

el viejo a su corazón

preguntaba: ¿Tú eres sueño?

¡Quién sabe si despertó!

 

 

PROVERBIOS

 

Describe una situación de la vida cotidiana en la que sean adecuados los siguientes proverbios de Antonio Machado.

 

I

El ojo que ves no es

ojo porque tú lo veas.

Es ojo porque te ve.

 

II

Hoy es siempre todavía.

 

III

¿Dijiste media verdad?

Dirán que mientes dos veces

si dices la otra mitad.

 

IV

Para dialogar,

preguntar primero;

después, escuchar.

 

 

V

En mi soledad

he visto cosas muy claras

que no son verdad.

 

V

Busca a tu complementario

que marcha siempre contigo

y suele ser tu contrario.

 

 

VI

Poned atención:

Un corazón solitario

No es un corazón.

 

VII

¿Tu verdad? No, la verdad.

y ven conmigo a buscarla;

La tuya, guárdatela.

 

-Realiza en cinco líneas una paráfrasis del poema “Retrato”, de Antonio Machado, en que incluyas un mínimo de seis características que el autor se atribuye a sí mismo en este poema autobiográfico. Encuentra en él también un mínimo de seis figuras retóricas y justifícalas.

 RETRATO

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

(…) Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.