30 anys, dissenyadora i empresaria
Decidieron unir su talento y apostar por sus propias ideas. Dejaron sus trabajos estables en uno de los principales grupos textiles y se embarcaron en la aventura de una firma propia. El canario Israel Rodríguez, la segoviana Beatriz Sebastián y la madrileña Ana Ynzenga crearon en el 2004 Beachcouture, cuyo nombre refleja su deseo de “unir dos conceptos en cierto modo antagónicos: trasladar el look urbano y el concepto clásico de costura a las líneas de baño”. Y lo que empezó con más ilusión que realismo hace cuatro años, en un pequeño piso de renta antigua del centro de Madrid, está hoy presente en lugares como Francia, Japón y Dubai. “Estábamos un poco quemados de no poder hacer lo que nos gustaba, y como veinteañeros tal vez teníamos ese espíritu de aventura un tanto inconsciente que nos animó a dar el paso.” Las dificultades fueron la mejor escuela. “Todo lo hemos aprendido sobre la marcha, a base de darnos bofetadas.” Pese a la juventud de su firma, goza de reconocimiento y de un estilo identificable basado en la calidad de sus materiales, el uso característico del blanco y el negro y esa peculiar manera de reinterpretar los binomios playa-ciudad, costura-diseño contemporáneo, invierno-verano. “En España hay mucho marquismo de logo reconocido y no hay término medio: la gente opta por Gucci y Luis Vuitton, o por Zara y Mango.” Ynzenga desterraría “el exceso de frivolidad que hace que las cosas molen simplemente porque fulanito dice que molan”. Y para los más jóvenes, un consejo: “O eres Valentino, o si te vas a mover en el terreno medio es mejor tener una marca que intentar ser un diseñador conocido”. En definitiva, Naomi Klein, sí logo.
Testimonio recogido por María del Mar Rodríguez
Foto de Montserrat Velando