De punta a cabo de la ciudad de Lorca, ésta es la situación en un recorrido a pie durante la madrugada de este jueves, tras los terremotos que han costado la vida a ocho personas: en un extremo, el Huerto de la Rueda, la explanada donde se realiza el apacible mercado ambulante, transformado en un campo de refugiados; en el otro, un edificio de cuatro plantas convertido en escombros y unos cascotes que han matado a un chico de 14 años.
Solitarios, en pareja, en familia o rodeados de amigos o desconocidos, miles de personas trataron de dormir sobre el asfalto del Huerto de la Rueda arropados por mantas de la Cruz Roja en una madrugada que cada hora que pasa se torna más fría y húmeda.
La explanada del mercado ambulante, un improvisado campo de refugiadosA pesar de que al menos otros tantos cientos intentan conciliar el sueño, más de 500 personas, en su mayoría inmigrantes, sobre todo magrebíes, ecuatorianos y subsaharianos, guardaban paciente y larga cola para tratar de conseguir algo de comida y agua sobre las 3 de la madrugada.
A las 4 seguía igual de nutrida, pero había pizza caliente, y a las 5 aún había que esperar unos 15 minutos para alcanzar un plato frío con un emparedado de “chóped”, un refresco y un yogur.
La imagen desoladora de la muchedumbre de adultos, niños, bebés y hasta perros con sus dueños que buscaba alimento y calor reuniéndose en corros mientras el estrés de los operarios que trabajaban a destajo para instalar grandes tiendas de campaña y retretes portátiles y para acondicionar mejor la zona sustituía al incesante ir y venir de sirenas de ambulancias y coches policiales que se registraba antes de cruzar el día, también un 11-M que será recordado, el de mayo de 2011.
Mantas y comida
Continuamente se vive una situación de una cierta calma tensa, siempre hay gente despierta que continúa deambulando por la zona, paseando de aquí para allá en busca de nada, unida en la desgracia de no poder dormir bajo el techo que los cubrió anteayer por temor a que las grietas de sus casas acaben separando en dos partes las paredes.
A la que se corría la voz de cada llegada de una nueva partida de mantas, gente corriendo hacia el punto de distribución para hacerse con una.
Un policía local pedía a una familia sudamericana que dormía con sus niños en la zona reservada para la llegada de los vehículos militares de la Unidad Militar de Emergencias que se arrimara a la pared del recinto ferial anexo.
MIREIA: Creo que esta pobre gente no se merecía esto. Hace 50 años que no hay un teremoto
http://www.20minutos.es/region-de-murcia/
esta es la web de la notícia. Hace 50 años que no hay un teremoto en España.