Os voy a contar una historia que sucedió de verdad en mi jardín; yo era pequeña y no tenía conocimiento, ya que de no ser así, habría echo caso de los mayores.
-¡No piséis la hierba descalzas, o las avispas os picarán!- nos decían-.
Pero nosotras, mi hermana y yo, como si oyéramos llover. Íbamos corriendo y saltando sin parar hasta que un día, estando solas, me picó una avispa. De repente note como todo mi alrededor se hacía cada vez más grande, y yo más pequeña. Lo vi todo en blanco, como si estuviera ciega y de repente caí.
Recuperé la vista y vi como unas personitas muy pequeñas que yo creo que eran como una especie de gnomos amarillos con manchas azules que me arrastraban a su cueva. Allí me ataron a una roca y empezaron a preparar una olla con agua hirviendo.
Comenzaron a hacer una especie de ritual, mientras todos ellos, me miraban, gritaban, y bailaban a mí alrededor. ¡Estaban histéricos!
De un rincón, salió un personaje más grande y regordete que los demás: se hizo un silencio aterrador. Era azul, con manchas amarillas al revés que todos los otros, también llevaba un bastón enorme y muchas joyas en las muñecas, los tobillos y el cuello. Hizo un gesto que yo interpreté como que me echaran a la olla y todos reaccionaron inmediatamente.
Todos vinieron hacia a mi, me cogieron y me inmovilizaron para que no pudiera moverme. Me llevaron a la olla, me echaron dentro de ella con muchas especies y cuando empecé a sentir el calor del agua hirviendo, oí unas voces muy familiares: Eran mis padres. Al parecer me había desmayado y todo había sido una pesadilla.
