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Una niña muy traviesa

Os voy a contar la historia de una niñita que vivía en una casa; en una casa en el campo; y tengo que añadir que la niña era muy, pero que muy traviesa, cosa que sus padres no soportaban porque ellos tenían que trabajar en el campo para poder ganar dinero e invertirlo en comer. Esta situación les dificultaba poder vigilar a la niña constantemente, que por cierto se llamaba Meritxell, en recuerdo a la virgen de Meritxell, patrona de Andorra.

Un día que sus padres estaban trabajando duramente, como se aburría de lo lindo, decidió ir a visitar a los abuelos que vivían en el pueblo de al lado, a unos 10 ó 12Km de distancia, pero como de costumbre, la niña se fue sin decirle nada a nadie. Se llevó a su perrito, con dos bocadillos y un poco de agua. Cogió el camino de siempre, y se fue.

Por el camino se encontró con un animalito que estaba herido y como ella adoraba a los animales, le puso agua, lo levantó del suelo, y se lo llevó con ella.

La niña estaba muy triste porque no soportaba ver a un animal sufrir. Así que decidió llevarlo a su casa para cuidarlo. Pero lo que ella no sabía era que su madre era alérgica a los animales y por eso nunca le habían dejado tener ninguno.

Como ya he comentado antes, la niña dio media vuelta y volvió por donde había venido.

Cuando llegó a su casa, la niña metió al animal en su habitación, dentro del armario para que nadie lo viera. Allí lo curó y le dio de comer.

Pero al día siguiente muy temprano vio una luz resplandeciente que salía del armario, la niña se levantó, abrió la puerta y vio al animal. Mejor dicho a un niño moreno con los ojos azules y más o menos de su misma estatura.

El niño le pregunto:

-¿Donde estoy?

-En mi casa. Por cierto me llamo Meritxell.

-Que hago aquí?

-No lo sé eras un animal y estabas herido, yo te cogí ayer para curarte y no sé por qué te has convertido en un niño.

-No lo sé, lo ultimo que recuerdo es que me comí un fruto del bosque y caí al suelo.

Bueno y así acaba la historia. La niña y el niño se hicieron muy amigos y nunca se supo como llegó a ser un animal.

FIN

LA ESCUELA DE HOSTELERIA

El otro día nos fuimos de excursión a la escuela de hostelería de Gerona.

Estábamos allí más o menos a las diez y media, y nada más llegar nos dividieron en dos grupos para poder entrar bien. No podíamos entrar de golpe todos a la vez, así que hicimos dos turnos:

La mitad nos fuimos a la escuela de hostelería y la otra se fueron al mercado de la plaza del león a hacer un dossier que nos habían dado.

Mi grupo fue el primero en entrar en la escuela. Una vez dentro almorzamos y después nos metieron en una sala donde nos explicaron los cursos y las cosas que podías estudiar allí.

Después nos hicieron una visita guiada por todas las salas, y para acabar nos enseñaron a hacer una “fideuá”.

Después nos turnamos, como ya he dicho antes, con el otro grupo y nos tocó ir al mercado.

Cuando llegamos al mercado nos dejaron una hora para rellenar el dossier, pero todos lo hicimos en cinco minutos. Todo el tiempo que nos quedó hasta la una, nos fuimos a dar una vuelta por Gerona.

Después nos reunimos todos otra vez en la escuela de hostelería para comer.

Nos llevaron a un comedor grande y nos hicieron sentar. Cuando ya estábamos todos sentados, nos enseñaron cómo había que coger la copa de agua, cómo teníamos que beber, con qué tenedor teníamos que empezar a comer…

En fin que estuvieron un buen rato explicando cómo teníamos que comer correctamente. Cuando acabó la explicación nos presentaron los camareros/as y ellos nos comentaron lo qué nos iban a traer:

De primer plato fideuá, de segundo carne con cebolla, un sorbete de frutas y de postre crema catalana.

Cuando acabamos de comer nos fuimos de la escuela y estuvimos diez o veinte minutos esperando al autobús para que nos dejara en nuestros pueblos.

En fin, la excursión fue divertida pero un poco cansada. ¡ Para repetirla!

DÍA DE BODA

El sábado 16 de mayo a las seis y media de la tarde mi familia y yo nos fuimos a Tauste, un pueblo de Zaragoza donde tenemos familia. Se casaba mi prima segunda al día siguiente, pero como la boda era a las 12 de la mañana si salíamos de Bonmatí el mismo día no nos daba tiempo de llegar. Así que como ya he dicho salimos el día antes.

Mi familia ya nos había alquilado un hostal para que durmiéramos esa noche y la noche de la boda.

Así que cuando llegamos a Tauste a las diez y media de la noche nos fuimos a casa de la tía de mi madre a cenar, porque en el hostal sólo nos daban el desayuno.

Nos fuimos a dormir a las dos de la madrugada y a las siete de la mañana ya estábamos levantadas y bien despiertas porque nos teníamos que arreglar para la boda.

Cuando nos levantamos, nos vestimos y bajamos a la parte baja del hostal porque pensábamos que ya estaría el desayuno, pero resulta que nos dijeron que hasta las nueve de la mañana no venían a hacerlo. Así que nos fuimos a dar una vuelta por Tauste, el pueblo de mi madre.

Cuando llegaron las nueve volvimos al hostal y desayunamos. Después subimos a las habitaciones para arreglarnos porque a las 12 teníamos que estar en la Iglesia del pueblo.

La entrada de la novia fue muy bonita, vino en un coche negro, de esos antiguos y cuando ella bajó toda la gente empezó a aplaudir y a gritar.

Cuando acabo la misa, a las tres, nos fuimos a comer al casino del pueblo, que lo habían alquilado todo porque era el único sitio donde cabíamos todos.

Allí estuvimos hasta las 10 de la noche porque cuando acabamos de comer hubo un baile.

Fue un día muy divertido.

EL DÍA DE LAS FLORES

Cada año en Gerona hay un día que ponen flores por todas las casas y todo el mundo puede ir a verlas durante dos semanas. Pero es que además vienen muchos extranjeros a los que nosotros llamamos coloquialmente “guiris”.  Son personas rubias muy blancas de piel y un poco sonrosados por la nariz y las mejillas, que se visten con ropas muy llamativas y coloridas. Siempre llevan una gorra y normalmente van en familia.

Yo estaba emocionada, pensaba que, como cada año, haría un sol esplendido.

Así que me vestí desayuné y me fui con mi madre a ver las flores. Además mi abuelo vive en una casa de esas que tienen flores y pensamos en ir a verle.

Todo iba muy bien hasta que empezó a llover. No llevábamos paraguas, porque con el sol que hacía por la mañana no nos esperábamos que lloviera.

Así que tuvimos que empezar a correr en dirección hacia el coche (que estaba en la otra punta de Gerona, porque como ya sabéis, nunca hay aparcamiento, y menos en estas fechas). Corrimos y corrimos hasta que llegamos al coche y cuando llegamos y nos subimos, resulta que estaba en la reserva de gasolina. Así que tuvimos que ir en busca de una gasolinera.

Después volvimos a casa, comimos y como todavía estaba lloviendo miramos la película de “Soy leyenda”.

Al final, podemos decir que el día fue divertido pero con algunos nervios por el mal tiempo.

 

Ágata

Había una vez en un país muy lejano donde existían las hadas, princesas, brujas, dragones, ogros y todo tipo de criaturas mágicas, una muchacha encantadora que se llamaba Ágata.

Era alta, con un pelo largo y oscuro, con unos ojos azules como el cielo y muy blanca de piel.

Ágata vivía con sus padres en una casita en mitad del bosque.

Era una familia pequeña y humilde. La madre que se llamaba María era un ama de casa normal y corriente y el padre, Pepe trabajaba de leñador.

La niña, que tenía unos 14 años, cada mañana se iba al bosque a buscar frutos silvestres para comer. Cada día pasaba lo mismo. El padre se iba a trabajar y no volvía hasta la hora de cenar y la madre se quedaba haciendo las cosas de la casa mientras Ágata buscaba los frutos del bosque.

Pero todo iba a cambiar muy pronto:

Ágata salía a hacer sus tareas cuando de repente oyó una voz muy pequeña que salía de unos matorrales y decía:

-Sálvame, sálvame.

Ágata se acercó a los matorrales de donde venía la vocecita y volvió a oír:

-Sálvame, sálvame

-¿Quien eres? Preguntó Ágata.

-Soy Mateo, el príncipe de un país muy lejano. Una bruja me hizo un conjuro cuando tenía 9 años y me convirtió en hormiga.

-¿Y como esperas que te salve?

-Tienes que llevarme a hablar con la bruja que vive en la cima de la montaña más alta de este país.

Y así lo hizo, lo llevo a través de montañas y valles hasta que llegó a la cima de la montaña.

Allí vivía la bruja, dentro de una cueva tan pequeña que Ágata no podía acompañar a Mateo a hablar con ella. No cabían dentro.
Así que se esperó fuera.

Mateo entró a hablar con la bruja, que por cierto se llamaba “La bruja del Norte”, y le preguntó que cómo podría volver a su forma de humano.

Ella le dijo que era imposible y que sólo con un beso de amor verdadero podría conseguirlo.

Entonces salió de la cueva, se acercó a Ágata y le dijo:

-Sólo me convertiré en humano con un beso de amor verdadero.

Y le pregunto a Ágata si le podía dar un beso. Ella se lo dio y de repente se convirtió en humano. Entonces se dieron cuenta de que lo que había entre ellos era realmente amor verdadero.

Al cabo de un año se casaron y como él era príncipe, la familia de Ágata ya no volvió a ser más una familia humilde y todos vivieron felices y comieron perdices.