La historia de hoy va de una niña de siete años: Se llama “Susana”.
Era una niña rubia, con los ojos azules, muy bonita pero muy traviesa.
Esta niña vivía con sus padres en una casita en medio de la ciudad, así que un día de verano la niña se levantó y decidió ir a pasear por el bosque. Ella nunca había ido allí y no sabía cómo era. Se lo imaginaba como la ciudad pero con más árboles.
Decidió ir sola y sin decírselo a nadie, porque sabía que si se lo hacía no le dejarían ir.
Pero la alegría y la emoción que tenía Susana no duró mucho, porque cuando llego al bosque se perdió. Ella iba caminando y caminando y no se daba cuenta de que cada vez estaba más lejos de la ciudad.
Pasaron días y días y nadie la encontraba. Sus familiares y conocidos estaban muy preocupados y no dejaban de buscarla. Al cabo de un mes perdieron la esperanza y dejaron de hacerlo.
Pasaron años y años y la niña seguía sin salir del bosque porque no encontraba la salida,
hasta que un día unos niños se fueron de excursión y vieron algo que se movía entre unos matorrales. Se acercaron y la vieron. Era Susana, pero nadie la reconoció porque ya habían pasado diez años.
La llevaron a la policía y allí la interrogaron. Ella les explicó todo lo que le había pasado. Dos policías la llevaron a su casa.
Los padres estaban emocionados y muy contentos de haber recuperado a su hija.