El sábado por la mañana me despertó una amiga a las siete y media para felicitarme. Cuando acabamos la conversación colgué el teléfono y me puse a dormir otra vez. A las nueve me levante, me duché, me cambié, desayuné y a las diez ya estaba mi hermana en casa felicitándome. Me dijo que ella me regalaba un piercing en la nariz y que si quería iríamos a la tienda donde se hizo un tatuaje.
Me puse muy contenta porque hacía mucho tiempo que quería un piercing en la nariz, pero a la vez me entró miedo porque pensaba en el daño que me haría la aguja.
Al final nos fuimos a Gerona, aparcamos el coche en un parking que estaba cerca de la tienda. Cuando entré en la tienda estaba muy nerviosa y la chica que iba hacerme el piercing se dio cuenta e intentó relajarme. Ella nos dijo cómo me lo haría y cuánto valdría. Cuando acabó de explicárnoslo, se fue a preparar las cosas para comenzar. Poco después entré en la sala. Allí elegimos el pendiente, me pintó un punto en la nariz para marcar donde haría el agujero y luego cogió unas pinzas y una aguja y me la clavó en la nariz. En ese momento noté un poco de daño pero se pasó rápido. Luego me puso el pendiente y me dijo que ya estaba. En aquel momento me sentí muy feliz porque había cumplido con uno de mis sueños.
Cuando salimos de la tienda nos fuimos a casa a comer. En fin ese día cumplí 15 años y tuve nuevas experiencias.
Siempre que me toque la nariz me acordare de mi hermana. ¡Gracias Miriam por tu regalo!
Nora.