El viernes, mi abuela y mi tía de Holanda vinieron para quedarse unos días.
En mi habitación duerme mi tía y su marido, yo en el salón.
Hacía tiempo que no los veía. Me ha hecho ilusión verlos.
A mi hermano le dieron el carnet, y se compró un coche de segunda mano: “un Clio”.
Por la noche, fui con los amigos al Espinet (un bar del pueblo).
El sábado, un amigo me dijo que su abuelo encontró una moto, sin el motor, en un terreno suyo de la montaña. Yo, muy ilusionado, fui con mi padre a ver si la moto que decía mi amigo era la mía. Pero no, no era la mía.
Por la tarde con los amigos y mi hermano, fuimos al Espai Girones a ver una película muy buena: Saw V. A quien lea esta redacción se la recomiendo.
El sábado por la noche no salí, porque el domingo por la mañana tenía un partido de fútbol muy importante contra el Banyolas. Perdimos tres a dos. Pero podíamos haber ganado. Nosotros jugamos mejor, pero nuestros delanteros no marcaban, y los suyos cada vez que llegaban no perdonaban.