Daily Archives: 11 març 2008

¡¡El sábado pasado fue mi cumpleaños!!

El sábado por la mañana me despertó una amiga a las siete y media para felicitarme. Cuando acabamos la conversación colgué el teléfono y me puse a dormir otra vez. A las nueve me levante, me duché, me cambié, desayuné y a las diez ya estaba mi hermana en casa felicitándome. Me dijo que ella me regalaba un piercing en la nariz y que si quería iríamos a la tienda donde se hizo un tatuaje.

Me puse muy contenta porque hacía mucho tiempo que quería un piercing en la nariz, pero a la vez me entró miedo porque pensaba en el daño que me haría la aguja.

Al final nos fuimos a Gerona, aparcamos el coche en un parking que estaba cerca de la tienda. Cuando entré en la tienda estaba muy nerviosa y la chica que iba hacerme el piercing se dio cuenta e intentó relajarme. Ella nos dijo cómo me lo haría y cuánto valdría. Cuando acabó de explicárnoslo, se fue a preparar las cosas para comenzar. Poco después entré en la sala. Allí elegimos el pendiente, me pintó un punto en la nariz para marcar donde haría el agujero y luego cogió unas pinzas y una aguja y me la clavó en la nariz. En ese momento noté un poco de daño pero se pasó rápido. Luego me puso el pendiente y me dijo que ya estaba. En aquel momento me sentí muy feliz porque había cumplido con uno de mis sueños.

Cuando salimos de la tienda nos fuimos a casa a comer. En fin ese día cumplí 15 años y tuve nuevas experiencias.

Siempre que me toque la nariz me acordare de mi hermana. ¡Gracias Miriam por tu regalo!

Nora.

UN DÍA EN LA PLAYA

Cada año nos íbamos con toda mi familia a la playa.

Salíamos de Gerona a las siete de la mañana para llegar allí pronto y que no nos quitaran las mesas.

Cuando llegábamos allí cogíamos una mesa y esperábamos a que toda mi familia llegara.

Cada uno traía una cosa, uno el primer plato, otro el postre, otro los cubiertos…

Cuando mi familia ya había llegado cogíamos las toallas y nos íbamos a la playa, cada uno se preparaba sus cosas y los pequeños nos íbamos al agua a jugar hasta la hora de comer.

Cuando llegaba la hora de comer, nos íbamos a la mesa pero dejábamos las toallas puestas para que no nos quitaran el sitio.

Comíamos tranquilamente y como cuando acabábamos de comer mi padre no nos dejaba ir al agua, porque decía que antes teníamos que hacer la digestión, nos íbamos a jugar con mis primos a fútbol.

Después nos volvíamos a la playa, pero no nos quedábamos mucho porque a las seis de la tarde nos teníamos que volver a Gerona. Éramos muy pequeños y teníamos que llegar a casa para ducharnos, cenar…

¡Era muy divertido y nos lo pasábamos muy bien!