El próximo jueves 5 de marzo vamos a ver la representación teatral de la obra Las manos blancas no ofenden. Se trata de una obra de uno de los dramaturgos más célebres de nuestra literatura: Calderón de la Barca. (s.XVII, siglo de oro)
Data de 1640 y se ha clasificado como una Comedia de capa y espada. ¿A qué nos referimos con esta denominación? Es tarea vuestra de documentaros e informarme.
Aquí os adjunto el enlace donde podéis chafardear el elenco de actores, un vídeo, una breve sinopsis del argumento etc.
Aprovecho para sugeriros que después de la obra expondremos nuestras opiniones sobre la misma en este blog, así que llevad con vosotros unas dosis de crítica literaria (que siempre va bien) y ganas de pasar un buen rato.
La comedia de capa y espada forma parte de uno de los 4 subgéneros dramáticos del Teatro clásico español del Siglo de Oro, los restantes son la comedia de enredo, con la que a veces se confunde, la comedia de carácter y la comedia de figurón. La comedia de capa y espada es el subgénero más característico y en gran manera marcó la pauta para los demás, dado que algunas de sus características fueron asumidas por otros subgéneros.
La comedia de capa y espada se define como aquella pieza teatral de tema galante cuya acción ocurre entre personas de nobles y caballeros y sus rasgos definitorios son:
– La ambientación urbana en una ciudad.
– Los protagonistas son caballeros y damas de la nobleza urbana media.
– La temática amorosa y el enredo son la trama de la obra.
Otra definición fue la del dramaturgo Francisco Bances Candamo, que en su Theatro de los theatros de los pasados y presentes siglos, cuya primera versión redactó en 1689-90, clasificó la comedia española del momento en dos grandes grupos: amatorias e historiales. Las comedias amatorias a su vez las dividió en «comedias de fábrica» y «comedias de capa y espada», y estas últimas las define como:
Aquéllas cuyos personajes son sólo caualleros particulares, como don Juan, Don Diego, etcétera, y los lances se reducen a duelos, a celos, a esconderse el galán, a taparse la Dama, y, en fin, a aquellos sucesos más caseros de un galanteo (Op. cit. p. 33).