Ana Maria Matute guanya el Premio Nacional de las Letras Españolas

Com a acompanyament de la notícia podia posar algun article d’actualitat, la seva biografia o els llibres més importants que ha escrit Ana Maria Matute, però he preferit acompanyar-la d’aquesta entrevista en la qual Ana Maria Matute, que va ser una gran lectora des de petita, ens parla dels llibres que més li van agradar en la seva infantesa i joventut.

Per què no us animeu també vosaltres i expliqueu els llibres que més us van agradar quan éreu petits, adolescents, joves…?

ABC,  23-10-2005

Ana María Matute: «Yo tuve una infancia de papel»

-¿Qué la empujó a la literatura?

-Yo tuve una infancia de papel. Lo que más me gustaba y más me ayudó a crear un mundo propio fueron los libros, los que me compraban la tata, la cocinera Isabel o mis padres; los que me leían y los que luego empecé a leer yo. Tenía 5 añitos cuando empecé a escribir cuentos (que ha recuperado Martínez Roca en «Los cuentos de mi infancia», 2002). Los libros han sido la sal de mi vida.

-¿Sus cuentos preferidos?

-Los que me contaba la cocinera eran de mucho miedo: «¡Devuélveme las asaduras que me robaste de la sepultura…!» -dice, alterando la voz-. Un miedo muy a gustito ¿sabe? En casa nos leían mucho a Andersen ¡Oh, el gran Andersen! Me encantan «El patito feo», «La sirenita»… (aunque no la versión Disney, en la que le ponen un sostén,.. ¡Vaya tontería!) Para mí, «La Reina de las Nieves» tiene algo maravilloso y es que, a medida que vas creciendo, lo vas entendiendo más. Hoy se siguen reeditando sus cuentos, tan bien escritos, muy superiores a esas versiones «políticamente correctas» que los estropean, incluso cambiándoles el final, por falta de imaginación. ¡Eso de lo «políticamente correcto» es una cursilada! Tampoco me gusta la versión Disney de «Peter Pan», de J. M. Barrie, un libro tan maravilloso que, cuando leo el final, aún se me saltan las lágrimas. Luego, más mayorcita descubrí a la gran Alicia de Carroll y, claro, los cuentos de Perrault…

-«Barba Azul», «La bella durmiente», «El gato con botas», «Cenicienta», «Pulgarcito»… Pero, ¿qué tal la moralina de «Caperucita roja»?

-Nunca me gustó. Yo digo muchas veces que todos nos hemos podido acostar con el lobo pero, francamente, confundirlo con nuestra abuela, no, eso ya sí que no. Es tremendo. Además, los psiquiatras y todas esa gentes han sacado muchas conclusiones, erróneas por supuesto, como que el color rojo significa la menstruación ¡Tonterías! Caperucita era una niña tonta que se dejó engañar por el lobo que, encima, se comió a su abuela. Y punto. En cambio, esos otros cuentos, sí.

-¿Leía a escondidas, hurtando libros a los mayores de su casa?

-Yo entraba en la biblioteca de mi padre, me subía en un taburete, me llevaba libros y los devoraba. Era emocionante. ¿Cuáles? Muchos… Aunque ya no me acuerdo de todos. Uno fue «El diario íntimo» de Amiel, del que, claro, no comprendí nada. Luego recuerdo los libros que ya leí a los 9 ó 10 años, que no eran exclusivamente para niños, como «Los viajes de Gulliver» de Swift, «Robinson Crusoe» de Defoe o «La isla del tesoro» de Stevenson… ¡Qué maravilla! Y la Biblia, que tenía de todo: profecías, guerras, amor…Y además me despachaba a diario el ABC, de arriba abajo, hasta los anuncios y las esquelas. El caso era leer.

-Aún no ha citado casi ningún título propio de una chica de su época…

-Bueno, también he leído algunas novelas rosas, aunque me gustaban menos, porque notaba que no eran de verdad. Había una autora inglesa, Berta Ruck, que tenía cierta gracia. Pero todas esas novelitas acababan igual.

-¿Cuándo le hincó el diente a los grandes autores universales?

-A partir de los 13 años. De Dostoievski leí primero «El idiota» y «Los hermanos Karamazov»; de Tolstoi «Guerra y paz» y luego me gustó mucho «Resurrección». A los 17 me marcó «Cumbres borrascosas» de Emily Bronte. Luego ya pasé a «En busca del tiempo perdido», de Proust. Tuve la suerte de que aunque en la posguerra estaba todo prohibido, yo tenía un amigo que su padre era diplomático extranjero y que pasaba libros en la valija. Gracias a él pude conocer a Camus, Sartre, De Beauvoir… Pero lo que más me gustaba era la Generación Perdida norteamericana; muy especialmente Faulkner, que me sigue pareciendo un grandísimo escritor, y también Scott Fitzgerald, Hemingway, Dos Passos, Steinbeck

-¿No leyó el Quijote?

-Me lo dieron de niña y no entendía nada. Ya de mayorcita me dije que no era posible que hubiera hecho una lectura tan fragmentada y tan mal, lo cogí y bueno, me quedé maravillada; me pareció lo que es: un libro extraordinario. Me divertí y me angustié. El final me daba una pena, una angustia, un dolor… Me parece una de las obras más hermosas que se hayan escrito nunca. Un libro que reivindica la fantasía, aunque ella misma sea lo que, al final, su protagonista pierde cuando recupera la cordura. Yo me siento muy identificada con él.”

Ana Maria Matute va ser precoç pel que fa a algunes lectures, però sobretot va ser precoç com a escriptora. Als cinc anys va començar a escriure contes i des de llavors encara no ha parat d’escriure. La seva mare va guardar els contes que va escriure de petita i el 2002 els va publicar amb il·lustracions fetes per ella mateixa.

Articles  on es parla parla dels contes i de la infantesa d’Ana Maria Matute

La Voz de Galicia” 22/10/2002 , “El Páis” 28/11/2007 , “El País”, 28/11/2007

Cuentos de infancia

Editorial Martínez Roca, 2002

 

Un altre text de Matute que val la pena llegir és el discurs d’ingrés a la Reial Acadèmia Espanyola que va titular “En el bosque. Defensa de la fantasía“. En ell elogia i defensa la fantasia i la imaginació en la literatura i remarca el món que la va fascinar des de petita, el bosc.

Llibres d’Ana Maria Matute a la biblioteca de l’IES:

Més informació:

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“El País”  28/11/2007

“El Periódico” 28/11/2007

Web oficial de d’Ana Maria Matute amb la seva biografia, l’ obra, articles, escrits i entrevistes, dibuixos, el seu decàleg de l’escriptor i contes narrats per ella.

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