—
Publicado por Carmen Fernández Etreros para EL BLOG DE PIZCA DE PAPEL el 6/08/2010 02:32:00 AM
—
Publicado por Carmen Fernández Etreros para EL BLOG DE PIZCA DE PAPEL el 6/08/2010 02:32:00 AM
Mi hermano el genio, de Rodrigo Muñoz Avia (textos) e Jordi Sempere (ilustraciones). Premio Edebé de Literatura Infantil. Barcelona, Edebé, col.Tucán verde, 2010. Rústica, 186 pp., 19×15 cm., 7.95 €.
Por Anabel Sáiz Ripoll.
Lola es una niña a la que le gusta el fútbol y juega en el equipo masculino de su colegio, porque no hay otras niñas que quieran jugar; pero ésta no es su preocupación. A Lola le preocupa no estar a la altura de las expectativas de su madre porque entiende muy bien que en el mundo hay dos categorías de personas: los genios y los demás. Entre los genios está su hermano Gracián, que es un virtuoso del piano y, entre los demás, están Lola y varios millones de personas. Lola lo cuenta de una manera divertida y directa, pero entendemos que esas comparaciones le hacen daño porque cada persona tiene su propia trayectoria y hay que evitar decir que uno es mejor que el otro, sobre todo, entre hermanos. No obstante, Lola se lo toma con humor y no siente celos de su hermano, en absoluto.
Mi hermano el genio, cuyas líneas argumentativas acabamos de trazar, ha obtenido el último Premio Edebé de Literatura Infantil y es un buen alegato para padres y lectores mayores. A veces uno no se da cuenta de que sus palabras calan más hondo de lo que parece y es lo que le pasa a Lola.
Rodrigo Muñoz Avia se camufla tras la propia Lola, a la que cede la palabra, ya que la novela está escrita en primera persona, y permite que se establezca un contacto directo entre la narradora y los lectores. Gracián está ensayando todo el día y eso llega a ser molesto, para Lola y los vecinos, pero a su madre le resulta esencial. La madre de Lola es profesora de música y muy perfeccionista, su padre se lo toma todo con más ironía. Tanto es así que Lola toma clases de violín, instrumento para el cual, inicialmente, no está muy bien dotada, pero su madre así lo ha decidido.
La novela está llena de momentos tiernos, frescos, divertidos y realistas porque Lola, con la visión limpia que le da la edad, es la única que se da cuenta de que su hermano está agotándose de tanto ser genio. La bomba estalla cuando concursa para un premio muy importante y, a mitad de éste, decide retirarse y dejar de hablar. Sólo la intuición de la niña y su sensibilidad sacarán a Gracián del mutismo y darán una lección a sus padres. Por fin, de alguna manera, Gracián va a dejar de ser genio y empezará a ser una persona normal, como las demás.
Mi hermano el genio es una novela que habla de respeto hacia las propias características individuales de cada persona, sean hijos, hermanos o padres. No se puede obligar a nadie a que siga un camino que no le gusta, pues fracasará; en todo caso, hay que acompañarlo en ese proceso, que es lo que, al final, hacen los padres de Lola con ella y su hermano. Es más, la niña nota que igual con el tiempo el violín le puede gustar.
Mi hermano el genio,
Rodrigo Muñoz Avia,
Barcelona, Edebé, 2010, Tucán.
Lola es una niña a la que le gusta el fútbol y juega en el equipo masculino de su colegio, porque no hay otras niñas que quieran jugar; pero ésta no es su preocupación. A Lola le preocupa no estar a la altura de las expectativas de su madre porque entiende muy bien que en el mundo hay dos categorías de personas, los genios y los demás. Entre los genios está su hermano Gracián, que es un virtuoso del piano y, entre los demás, está Lola y varios millones de personas. Lola lo cuenta de una manera divertida y directa, pero entendemos que esas comparaciones le hacen daño porque cada persona tiene su propia trayectoria y hay que evitar decir que uno es mejor que el otro, sobre todo, entre hermanos. No obstante, Lola se lo toma con humor y no siente celos de su hermano, en absoluto.
Mi hermano el genio, cuyas líneas argumentativas acabamos de trazar, ha obtenido el último Premio Edebé de Literatura Infantil, aunque es un buen alegato para padres y lectores mayores. A veces uno no se da cuenta de que sus palabras calan más hondo de lo que parece y es lo que le pasa a Lola.
Rodrigo Muñoz Avia se camufla tras la propia Lola, a la que le cede la palabra, ya que la novela está escrita en primera persona, y permite que se establezca un contacto directo entre la narradora y los lectores.
Gracián está ensayando todo el día y eso llega a ser molesto, para Lola y los vecinos, pero a su madre le resulta esencial. La madre de Lola es profesora de música y muy perfeccionista, su padre se lo toma todo con más ironía. Tanto es así que Lola toma clases de violín, instrumento para que cual, inicialmente, no está muy bien dotada, pero su madre así lo ha decidido.
La novela está llena de momentos tiernos, frescos, divertidos y realistas porque Lola, con la visión limpia que le da la edad, es la única que se da cuenta de que su hermano está agotándose de tanto ser genio. La bomba estalla cuando concursa para un premio muy importante y, a mitad del concurso, decide retirarse y dejar de hablar. Solo la intuición de la niña y su sensibilidad sacarán a Gracián del mutismo y darán una lección a sus padres. Por fin, de alguna manera, Gracián va a dejar de ser genio y empezará a ser una persona normal, como las demás.
Mi hermano el genio es una novela que habla de respeto hacia las propias características individuales de cada persona, sean hijos, hermanos o padres. No se puede obligar a nadie a que siga un camino que no le gusta puesto que fracasará; en todo caso, hay que acompañarlo en ese proceso, que es lo que, al final, hacen los padres de Lola con ella y su hermano. Es más, la niña nota que igual con el tiempo el violín le puede gustar.
BICICLETAS BLANCAS, de Marisa López Soria,
Madrid, Espasa-Calpe, 2001, (Espasa Juvenil, 148)
Anabel Sáiz Ripoll
“Bicicletas blancas” es una novela hermosa y llena de vitalidad. Roberto, el protagonista, nos narra un verano distinto que empezó de una manera más bien aburrida y acabó siendo una experiencia especial.
Los padres de Roberto deciden que amplíe sus estudios de inglés en Amsterdam, pero en compañía puesto que lo acompaña su madre, primero y después, su padre. Y eso a Roberto le parece terrible, no obstante, se lo toma con humor y acepta el cuaderno que le regala su abuela –aunque piensa que es un regalo trasnochado- para ir escribiendo sus impresiones acerca del viaje. Las escribe en 1ª persona, por supuesto, pero dirigiéndose a un tú que es su propia abuela… aunque con tota probabilidad ella no vaya a leerlo.
Poco a poco Roberto descubre las posibilidades de una ciudad como Amsterdam y se deja seducir por ella. Le gusta mucho la profesora que tiene de inglés, Shanti, quien le habla por primera vez de Ana Frank. Esta joven al principio no le interesa lo más mínimo, pero, a raíz de un resfriado, ha de pasar unos días en cama y comienza a leer el “Diario”. De esta manera, varios fragmentos del mismo pasan a forman parte del cuaderno de Roberto y enriquecen su propia experiencia, al tiempo que la maduran. Gracias a Ana, Roberto inicia un proceso de crecimiento personal, ya que se aleja de su propia realidad y empieza a darse cuenta de algunas injusticias y paradojas que se dan en el mundo. El cuaderno de Roberto, el libro en sí, se convierte, de esta manera, en un homenaje a la joven judía quien, en su “Diario”, nos transmite una lección de vida.
“Bicicletas blancas” además contiene muchas nociones de geografía holandesa, de cocina, de costumbres, pero no se convierte en un libro aburrido ni trasnochado puesto que Marisa López Soria reproduce, con gran habilidad, el discurso de un joven adolescente como Roberto quien, entre bromas y veras, va narrando ese verano especial.
Por lo tanto, el texto está lleno de coloquialismos, de giros propios del habla oral, de espontaneidad y de frescura.
“Bicicletas blancas” se destina a lectores a partir de 12 años; pero los posibles lectores ya adolescentes no se sentirán defraudados, ni siquiera los adultos, porque Roberto desgrana, con claridad, con una palabra afilada e irónica, algunas de las contradicciones de nuestra sociedad.
La ruta del huracán, Care Santos,
Barcelona, Alba Editorial, 2000.
“La ruta del huracán” puede definirse como un libro de crecimiento personal, ya que nos habla de Aida, una joven de 13 años quien, gracias a un viaje, cambia su manera de entender el mundo y, lo que es mejor, el propio conocimiento que tenía de ella misma.
En primera persona, a través de un cuaderno que hace las veces de diario, Aida nos cuenta el viaje que realiza con su padrastro Nacho a El Salvador. Ambos viven una situación personal triste puesto que acaba de fallecer la madre de Aida. Nacho le regala un cuaderno a Aida y le ofrece la posibilidad de cambiar de aires y trasladarse por una temporada a El Salvador. Aida, poco a poco, va saliendo de su ensimismamiento y contempla con ojos asombrados todo lo que ve a su alrededor, gentes, cultura, tradiciones, usos idiomáticos… nada escapa de la mirada de la joven quien, además, escribe algunos correos electrónicos a una buena amiga, Helena, gracias a los cuales vamos entendiendo mejor la historia.
El viaje de Aida coincide con el paso del huracán Mitch por Centroamérica, de ahí el título del libro. Nacho ha aceptado una invitación para dar un par de conferencias sobre primates, el tema que le apasiona, a Costa Rica. No obstante, las comunicaciones se cortan, por el huracán y Aide, junto con su amigo salvadoreño Roque, deciden emprender el viaje de sus vidas en busca del padre. Así, pasan por Honduras y llegan a Costa Rica y son testigos de la devastación que ha ocasionado el huracán, de la miseria en la que viven muchas personas y de las terribles desigualdades sociales que Care Santos no soslaya en ningún momento.
Aida y Roque conocen a otras personas, la mayoría de las cuales les ayudan a llegar a su destino y descubren qué es el hambre, qué es la sed, qué es la sociedad, qué es la tristeza… Cuando llegan ya no son los mismos, son infinitamente mejores. Por fin, reencuentran a Nacho y pueden regresar, cerrando así el círculo del viaje iniciático.
Hay una serie de personajes ricos en la novela como es el mismo Nacho, Roque, el joven amigo de Aida y quién sabe si algo más y Marcela, la madre de Roque; aparte de los personajes que se van encontrando por el camino (Irving, Ro…) y que les ayudan a entender un poco más la naturaleza humana. “La ruta del huracán” es un libro que nos habla de respeto, de tolerancia, de comprensión, de igualdad y, por qué no, de justicia social.
“La ruta del huracán” va destinado a lectores desde 12 años en adelante, aunque, como decimos muchas veces, puede gustar al público en general. Contiene una lección vital, aunque huye de didactismos y de monsergas. Aida escribe de manera fresca, directa, llena de humor, a veces de ternura y, así, la autora logra transmitirnos de manera mucho más directa la peripecia de una niña que ya se está despidiendo de su niñez.
Interesa mucho destacar el conocimiento de la autora de la geografía y sociedad centroamericana y cómo describe el paisaje destrozado por la fuerza de la naturaleza. Como dice la propia Care Santos en su web, http://www.caresantos.com/Propuestas%20La%20ruta%20del%20huracan.htm:
“Conozco una estupenda forma de viajar: a través de los amigos, de nuestra gente especial. Muchas veces aprendemos a amar algunos lugares en función al cariño que tenemos a quienes los habitan. Algo parecido a eso me pasó a mí con América Central, donde tengo algunos amigos inolvidables: Alejandra Castro, Rafael Francisco Góchez, Roberto Cortés, Javier Alas… de su mano, en más de una ocasión, he recorrido las tierras de ese istmo que es Centroamérica, y de su mano espero volver muchas otras veces. He escrito mucho sobre esas porciones de tierra que son los países que lo firman: Guatemala, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Panamá… Y espero seguir haciéndolo”
LA CRIATURA DEL BOSQUE,
de Pedro Riera,
Barcelona, Edebé, Colección Otros títulos 13+, 2009.
320 págs., 21×14 cm., 15 €.
ISBN: 978-84-236-9410-5
Literatura Juvenil
Por Anabel Sáiz Ripoll, especialista en Literatura Infantil y Juvenil
La criatura del bosque de Pedro Riera es una de esas novelas que crean lectores y que pueden leerse varias veces a lo largo de la vida ya que, en cada lectura, dependiendo de la edad de lector, uno irá descubriendo nuevos aspectos e identificándose con un personaje u otro.
No es fácil ser un niño como Matías, el protagonista de 10 años, que tiene una cualidad que no siempre es bien entendida por los demás. Matías puede comunicarse con las cosas y con los animales; pero no es algo que le permita vivir de una manera idílica, en absoluto, porque, a menudo las cosas son realmente impredecibles. ¿Cómo parar a una cerilla pirómana?, ¿cómo proteger a un servilletero roto de la crueldad de sus compañeros?, ¿cómo entenderse con un abejorro conquistador?, ¿cómo ayudar a un bonsái deforme?, ¿cómo guardar esos secretos? Matías, pese a todo, es un niño feliz que vive con su madre, hasta que un buen día, su padre, Simón Rotundo, decide tomar cartas en el asunto y hacer de su hijo el modelo que él quisiera para sí mismo, sin pensar en los intereses del pequeño, sino solo en su vanidad, en su egoísmo de hombre hecho a sí mismo, que ha superado un pasado de pobreza y que hace de su riqueza material su tarjeta de presentación. Simón es publicista (vendedor de coches, dice su hijo) y quiere que Matías siga sus pasos e inscribirlo en una escuela de élite, contra los deseos del niño. Para ello lo lleva un verano a su pueblo, Acedo de los Aguiluchos, en donde Matías entra en contacto con otras realidades y conoce el secreto del “Bichogordo”.
Todos los vecinos del pueblo pensaban de el “Bichogordo” era uno de ellos disfrazado, ya que desde hace 30 años, una noche especial, los niños del pueblo se internan en el bosque para recibir su bautismo de miedo a cargo del llamado “Bichogordo”. No obstante, con Matías todo cambia porque él descubre la realidad, desea proteger al pobre animal, por el que siente una infinita pena, y acaba callando y ocultando una información, aunque eso le suponga dejar su escuela de siempre y cumplir los deseos de su padre.
Matías crece a lo largo de ese verano, aprende a respetar a los que no son iguales y a valorar mucho más la palabra dada; es más, de alguna manera entiende que la posición de soberbia de su padre es fruto de su inseguridad porque hace del dinero su bandera.
La criatura del bosque presenta una serie de personajes muy interesantes, como son la tía Úrsula, la prima Asia, Belisario, el futbolista retirado, el conde György y otros más que hacen de la novela una historia tierna, hermosa, llena de humanidad.
La criatura del bosque se cuestiona también algunos de los valores de nuestra sociedad actual que no siempre está bien orientada que se suele fijar más en la apariencia de las cosas que en el verdadero trasfondo. Por eso, la mirada de Matías, limpia y no contaminada por el dinero, ve en el “Bichogordo” a un ser desvalido y amable cuya identidad hay que preservar a costa de lo que sea porque, si no, corre peligro su vida. Hay, por lo tanto, una serie de valores implícitos de la novela nada desdeñables y que apelan a la verdad de las personas y de las relaciones humanas.
Un libro escrito en tercera persona y nos descubre, a través de los diálogos y de los fragmentos narrativos, la psicología de los personajes cuyas relaciones van evolucionando a lo largo de la historia. La criatura del bosque es, pues, una novela amena, llena de humor, amor y sensibilidad que gustará, como dijimos al principio, a todos los lectores.
—
Publicado por Carmen Fernández Etreros para EL BLOG DE PIZCA DE PAPEL el 12/27/2009 01:09:00 PM
RAFAEL ALBERTI PARA NIÑOS Y NIÑAS…
Y OTROS SERES CURIOSOS
Ediciones de la Torre, Madrid, 2007, Alba y Mayo, 490.
Anabel Sáiz Ripoll
El próximo año, que estamos a punto de iniciar, conmemorará el décimo aniversario de la muerte del poeta gaditano quien no pudo ver el año 2000 y quien fue, durante muchos años, la única voz viva de la llamada Generación del 27 o de la Amistad.
Buen momento, pues, para ofrecer de nuevo y recomendar vivamente este precioso libro con poemas de Alberti e ilustraciones de Federico Delicado. Nunca es demasiado pronto para empezar a leer poesía y la colección Alba y Mayo brinda, para niños y mayores, selecciones cuidadísimas de nuestros poetas a los que acompaña de ilustraciones muy esmeradas. Es lo que ocurre en el libro que hoy comentamos.
Rafael Alberti es un poeta de obra amplia y desigual, que se paseó por distintos estilos con total habilidad y que nos dejó un buen número de poemarios repartidos a lo largo de su fructífera vida.
En “Rafael Alberti para niños y niñas…” se recogen una serie de poemas muy musicales que juegan con la forma y el ritmo y que resultan muy apropiados para los más pequeños que, aunque no los entiendan del todo, gozarán con la sonoridad de las palabras de Alberti. Son poemas de su etapa neopopular, pero también de su etapa vanguardista y también de su exilio. Destacan algunos de los poemas que escribió en Roma, la antesala de su regreso definitivo a España, que ocurrió en 1977.
El libro se inicia con dos versos de Alberti que podemos hacer nuestros también y que representan toda una filosofía vital:
“Yo nunca seré de piedra.
Lloraré cuando haga falta”.
Son, pues, 23 poemas, que han sido mimados por las ilustraciones de Federico Delicado que se hermanan perfectamente con los textos. Rimas fáciles y no tan fáciles, alguna nana, animales, seres curiosos, sentimientos, personajes como la novia, afectos, juegos de palabras y mucha buena poesía, por descontado, es lo que nos encontraremos en “Rafael Alberti para niños…”.
El libro acaba con “Algunos datos del autor” que nos sitúan, breve, pero de manera completa, en la vida y en la obra de Rafael Alberti permiten al lector que aún no lo haya leído acercarse a la dimensión personal de este poeta que tanto amó el mar.
Se completa el texto con una página en blanco muy sugerente que se da en llamar “Notas del lector” y tiene la misión de servir de acicate al lector para que escriba su poema, pinte o recoge las impresiones que acaba de sentir al leer a Alberti… antes de que el tiempo las difumine.
En definitiva, excelente libro, de muy cuidada presentación y con un contenido impecable.
Concha López Narváez
La tejedora de la muerte,
Madrid, Bruño, (2 1996)
Anabel Sáiz Ripoll
La tejedora de la muerte es una historia extraordinariamente bien construida. Se estructura en torno a tres ejes:
-Andrea en el presente (es una mujer adulta)
-los recuerdos de Andrea niña (con 10 años)
-la mezcla de tiempos (fusión de los dos anteriores)
La protagonista, por un azar que le remueve los recuerdos, decide acercarse al misterio que marcó toda su infancia. Decide regresar a su casa, en el pueblo, e introducirse de lleno en ese tiempo, el de sus 10 años. Para ello cuenta con la información de María Francisca, la hermana de Rosa, su antigua chacha, quien le desvela el origen el misterio y la sume en más dudas. Veamos:
-cuando Andrea tenía 10 años recuerda que vio una mecedora que se movía durante una tormenta, a le vez que se escuchó un trueno y gritos en la calle. Su madre tuvo mucho miedo y no dejó volver a Andrea a esa habitación en la que se hallaba la mecedora.
-cuando Andrea tiene 40 años, María Francisca le cuenta lo que su madre calló siempre. Le habla de una historia familiar de odios y venganzas y le pone rostro y nombre a esa tejedora que se instaló en su mecedora, hace ya 30 años
El día en que murió la tejedora, que era una anciana pariente de Andrea sobre la que circulaban rumores de que era capaz de predecir las muertes y de invocarlas con sus agujas de tejer, el entierro pasó cerca de la casa de Andrea y, precisamente, cuando la tormenta estaba en su momento máximo, el ataúd cayó y empezó a moverse la mecedora. Intuimos que la tejedora fue a instalarse a casa de Andrea y a tejer su vida y su muerte en sus agujas. La madre de Andrea la salvó de morir porque Elisa, la tejedora, estaba ya por la franja 10, los mismos años que Andrea tenía entonces.
Nos interesa especialmente ese juego temporal que establece la autora. Nos sitúa en tres dimensiones:
1.El tiempo real (30 años antes, 30 años después)
2. Tiempo del experimento (Andrea decide dormir 5 noches en su antigua habitación hasta que la tejedora se le hace muy evidente y pasa verdadero miedo; pero concluye el experimento, podríamos llamar, parapsicológico. La tejedora es sólo una mujer cansada que desea desaparecer:
“Es evidente que no puede verme.
La contemplo, ya mucho más tranquila, y observo cómo reclina la cabeza sobre el respaldo, cierra los ojos, cruza las manos sobre el pecho y comienza a balancearse.
Es sorprendente; pero su aspecto parece el de alguien cansado que, al fin, hubiera hallado reposo para su cuerpo y paz para su espíritu.
Los balanceos cesan poco a poco, y la tejedora de la muerte se levanta de su asiento. Durante unos segundos vuelve a contemplar lo que le rodea. Luego su imagen comienza a desvanecerse, hasta que desaparece, envuelta en una niebla luminosa”.
3. Tiempo del entierro, que es donde se fraguó el origen del misterio
Andrea tiene la valentía necesaria para encararse a su pasado y poder reconocerse en su presente. El objetivo de los relatos de terror destinados al público infantil y juvenil pueden resumirse, precisamente, en esta idea y también en las palabras de Concha López Narváez, incluidas como pórtico a esta historia: “Sabemos que los peligros literarios no pueden alcanzarnos, por eso el miedo se convierte en placer, porque, si el mal que nos amenaza está entre las páginas de un libro, siempre podrá ser controlado o vencido. De este modo, un relato cumple la función de ser una especie de pararrayos, capaz de neutralizar las descargas negativas de nuestros miedos reales”.
Íntimos secretos
Mª del Carmen de la Bandera
Anaya, (2 2000)
Anabel Sáiz Ripoll
En primera persona, en forma de diario, Marta nos cuenta un año de su vida, en un momento crucial para ella, de los 13 a los 14 años. Marta es una chica tímida, que tiene problemas de adaptación y una baja autoestima. Está acomplejada por su gordura y se siente el pato feo. En su diario, poco a poco, se va desnudando el alma de una chica que sufre por su sensibilidad. Su relación familiar es difícil, cree que su padre no la quiere y que la ridiculiza constantemente; no acepta que su madre diga a todo amén y siente celos de su hermano. En el colegio está sola, pero se le da bien la escritura, aunque no le gusta hablar en público. Marta, poco a poco, se va transformando y va superando sus complejos. Consigue una amiga, Carol, va a la psicóloga tras un intento de suicido y también tiene su primer amor, Habibi, un muchacho marroquí, con el que tendrá su primera relación emocional importante. Marta logra hacer régimen, se acepta a sí misma y descubre que la vida merece la pena.
Olvidamos por completo a la autora porque el personaje de Marta lo ocupa todo. Tanto que, al final, creemos que su diario puede ser real. Marta comprende que lo importante es aceptarse como se es y luego aprender a vivir con los demás, en sociedad.
“De Fez a Sevilla”
M. del Carmen de la Bandera
Anaya, 1998
Samuel y Carmen se hallan viviendo en sus respectivos lugares, en Fez Samuel, Carmen sigue en Sevilla. Continúan amándose y la distancia no impide ese amor. Los dos quieren que el otro sea feliz y aceptarían que se casara, pero los dos quieren unirse. Samuel, en Fez, ha acordado con su familia que un día partirá a Sevilla y lo logra gracias a Yuzuf. Carmen, mientras, es presionada porque a su edad debe casarse según opina Marcelo, un comerciante italiano; aunque ella aún dice que no. Samuel llega a Sevilla, logra el bautizo y cree que en Roma logrará el certificado de Fama que lo rehabilite. Y así lo hace, tras muchos avatares llega a Sevilla cuando Carmen está a punto de casarse, pero el amor puede más y, al fin, se unen. Emprenderán una nueva vida en Constantinopla, donde no los juzguen, donde serán felices.
La novela transcurre en un año escaso y acelera los acontecimientos. Las aventuras y los contratiempos se suceden hasta lograr el desenlace feliz, aunque no acaba aquí porque ¿qué les ocurrirá en Constantinopla?