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Miguel Hernández empieza a escribir poesías aproximadamente hacia 1925. Su principal fuente de inspiración es el entorno en el que vive: La huerta, su patio, la montaña, las cabras, el pastoreo, el río, etc… Miguel aprovecha cualquier ocasión para escribir. Incluso tiene que esconderse de su padre, a quien le molesta esa afición poética de su hijo.
Algunos diarios de la provincia comenzaron a publicar sus primeros poemas. El primero que aparece publicado es el titulado “Pastoril”, en el periódico local ‘El Pueblo de Orihuela’. Tras esta aparición pública del joven poeta se irán prodigando sus colaboraciones en la prensa local, y posteriormente, en la provincial.
Así, sus poemas van apareciendo en ‘Voluntad’, ‘Actualidad’, ‘El Día’, ‘Destellos’, ‘La Verdad’, etc. Se trata, en estos primeros ensayos creativos, de una poesía mimética en la que el joven Miguel va buscando su propia identidad a través de todas las lecturas que está realizando en esos momentos.
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