Intentar aproximarse al patrimonio artístico de O Saviñao es tratar de dar una visión de conjunto que arrope y explique su profusa historia. Iniciamos la valoración de la riqueza patrimonial acercándonos a la cultura megalítica y enumerando, tan sólo, parte de este rico legado: cámaras mortuorias de A Morá; Campo de Mámoas de Abuime; Mámoas del Campo de Bandeira. De la cultura castreña O Saviñao posee, según catalogación de 1991, 27 castros, quedando fuera de ella unos pocos castros muy deteriorados: Mourelos, A Portela, Freán, Abuime, Aira da Vila, Vilaesteva, Orxainza, Fión y Vilasteine. No obstante, tantos habitáculos nos han legado también otros restos que no son propiamente recintos amurallados: piezas de molino, vasijas, restos cerámicos, objetos de piedra o estatuas pétreas con morfología troncopiramidal, entre otros. Por lo que se refiere al patrimonio religioso, éste es igualmente numeroso. De los siglos XVII y XVIII tenemos un numeroso grupo de iglesias, como son: Iglesia de San Xoán de Abuime (reconstruida en el siglo XVII), con planta rectangular y techumbre de madera a dos aguas; Santo Tomé da Broza (XVII) con 3 naves separadas por pilares. En su interior dos retablos barrocos y varias piezas de orfebrería (un cáliz de 1892 y una custodia solar); Santa Cecilia de Freán con retablo de 1755, pequeño crucifijo del XVII y un incensario del XVI; Santa Baia de Rebordaos (reedificada en el siglo XVIII), con retablo rococó de mediados del XVIII y un incensario gótico de finales del XV; Santa María de Reiriz (XVI) con tres retablos; San Fiz de Laxe (XVIII) con un retablo de 1752; Santa Baia de Licín (XVII), de planta rectangular y muros de mampostería a excepción de la fachada levantada en sillar de granito. En su interior, un altar mayor de la misma época que la construcción; Santa María de Ousende (reconstruida a mediados del XVI), con nave de planta semicuadrada que en el interior da lugar a tres naves separadas por arcos de medio punto. En el altar mayor un retablo barroco (1699) y dos en los laterales, del mismo estilo y época.
De factura románica son: San Martiño da Cova (románica XII). Iglesia monacal con planta rectangular cubierta a dos aguas; ábside con dos tramos, uno recto cubierto con una bóveda de cañón apuntado y otro semicircular con cubierta de un cuarto de naranja. En la puerta principal, arco de medio punto con arquivoltas de baquetón sobre columnas con fuste liso y capiteles con ornamentación vegetal. En el interior, tres retablos de los siglos XVII y XVIII; San Lourenzo de Fión con parte románica del XIII y nave del XVII. En el interior pinturas murales con Cristo Juez, siguiendo la iconografía medieval y escenas de San Lorenzo. Se trata de pinturas al fresco con una paleta parca en cromatismo y datadas en el último tercio del siglo XVI. Sus retablos son otro elemento importante: el central barroco con tres cuerpos; Santa María de Marrube (XIII), con nave recta rectangular con cubierta de madera y ábside con tramo recto y cabecera semicircular, con cubrición de bóveda apuntada en el presbiterio y de un cuarto de naranja en el tramo redondo. La cabecera recorrida por una banda de tacos desde los que arrancan las ventanas, enmarcadas en arcos de medio punto y arquivolta sobre columnas con capiteles vegetales. En su interior, pinturas murales que cubren el ábside, siendo las más significativas las que ocupan el cascarón (escenas del Juicio Final) y el tramo izquierdo de la bóveda (escenas de los Reyes Magos); San Paio de Diomondi (segunda mitad del siglo XII), con nave rectangular y ábside semicircular con tramo recto y cubierta de madera a dos aguas. En la fachada y presidiendo el cuerpo inferior se encuentra una triple arcada, siendo ciegas las laterales para aliviar las descargas del muro, la principal abocinada y formada por cuatro arquivoltas tóricas apoyadas en columnas de fuste liso, basas clásicas y plintos con garras; culminando en capiteles historiados. El ábside recto con bóveda de cañón y cabecera redonda, con bóveda de cuarto de naranja. En la cabecera del ábside se abren tres ventanas que se ubican en cada uno de los tres tramos del tambor. Los canecillos con decoración geométrica sostiene el tejaroz liso; Santa María de Seteventos (finales del siglo XII), con nave y el ábside rectangulares. En la fachada la puerta principal está presidida por un arco abocinado con tres arquivoltas; ornamentación parca y elaborada a base de rosáceas, piñas y figuras fusiformes; columnas de fuste liso que rematan en capiteles con figuras en entrelazos. La cabecera plana está presidida por un retablo barroco de 1745; pero lo realmente interesante son las pinturas murales del arco triunfal y de su muro colindante: con escenas del Dios Juez (Pantocrátor), los bienaventurados (a la derecha del Padre) y el pecado (a la izquierda). En el trasdós del arco triunfal se representa el misterio de la Anunciación; San Vitorio de Ribas de Miño (segunda mitad del siglo XII), con planta de una sola nave y ábside rectangular. La fachada consta de dos cuerpos, el superior presidido por la espadaña y el inferior organizado en torno a la puerta principal, compuesta por arco de medio punto que acoge dos arquivoltas de toro, separadas por escocias y decoradas con pequeñas rosetas circulares. En el interior, el acceso al ábside está presidido por un arco triunfal de medio punto peraltado; en el presbiterio se encuentra un arco fajón que arranca de la imposta corrida y sin columnas. En la cabecera se halla situada una ventana de arco semicircular, de baquetón en ambas arquivoltas, sostenidas por columnas de fuste liso y capiteles con hojas; Santo Estevo de Ribas de Miño, verdadera joya del románico gallego. La planta consta de nave y ábsides únicos, con cubierta de madera a dos aguas, apoyada en arcos de diafragma ligeramente apuntados y dividida en cuatro tramos. Los capiteles con ornamentación vegetal de hojas. En cada tramo se abre una ventana bajo arco de medio punto: capiteles decorados con elementos vegetales, que rematan en fuste liso. En el tramo recto del ábside se abren sendas alacenas, con arcos de medio punto que las cierran. En el tramo recto del presbiterio dos rosetones, cuyos óculos se decoran con un festón de arquitos de medio punto. La fachada posee una extraordinaria riqueza ornamental. Tiene dos partes bien diferenciadas: la inferior, centrada por la puerta principal y flanqueada por sendos arcos de medio punto ciegos, y la superior presidida por el gran rosetón de un diámetro cercano a los cuatro metros; estos cuerpos se hallan separados por un tejaroz con arquitos apeados. En los extremos se encuentran dos rasgadas saeteras que sirven para iluminar las escaleras interiores.
La arquitectura civil tiene es este ayuntamiento numerosos ejemplares: la torre de Xuvencos o la de A Candaira; el pazo de las Cortes en Diomondi; Casa Torre de Guimil en Segán; Casa Grande de Vilelos; Casa Pazo de Vilar; Pazo de Arxeriz y la Casa de Torno.
Iglesias: Diomondi, Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Miño, Iglesias de Abuime, San Vitorio, Marrube, Fión, Seteventos, Broza, A Cova, Chave, Escairón, Mourelos, Ousende, Reiríz, Sobreda, Vilacaíz, Vilaesteba, Vilatán, Vilelos y Xuvencos.
Capillas: Ourigo, Rebordondiego, San Antón, Santa María, Sixiriz, Marzán, Bexán, Casanova, Teibel, Portomeñe (Reiriz), Santuario de Guadalupe y capilla de Porto en San Vitorio, Orxainza (Sobreda), Santa Cruz y de Pedras (Vilelos).
Castillos, Pazos y Casas: Castillo de Xuvencos, Casa de Torre y Ferreiro; Casa Torre de A Candaira, Casa Grande de Marzán, Casa de Cortes (Diomondi), Casa do Outeiro (Escairón), Casas de Arxeríz y Lamaquebrada (Fión), Casa do Torno (Mourelos), Casa de Vilameá y de Quiroga (Ousende), Casa Grande de Eirexe, Casa Grande de Pedreira (Reiríz), Casa de Regueral, Casa Grande de Pacios y Casa de Abadía en San Vitorio, Casa Grande de Mosiños (Seteventos), Casa do Fidalgo (Vilatán), Pazo de Vilelos y Casa do Vilar.